Testigos de Jehová

y

Los Testigos de Jesús

Antiguos & Modernos

Los Antiguos Testigos de Jehová

Mis antepasados eran Testigos de Jehová! Dios les habló tres veces por medio del profeta Isaías:

Así se convirtieron en testigos de Jehová!

(El nombre original en hebreo contenía sólo estas 4 letras יהוה - YHVH o YHWH sin vocales, estas se añadieron más tarde y la “Y” cambió a “J” para crear el nombre Jehová en español, inglés, etc.).

700 años después de Isaías Jesús vino al mundo, vivió, murió y resucitó de entre los muertos. Sus últimas palabras a sus discípulos antes de su partida fueron: “Seréis mis testigos” (Hch 1,8). ¡Seguramente los discípulos no podían creer lo que sus oídos escucharon! ¿Jesús estaba adueñándose de las palabras de Jehová? Durante 7 siglos los judíos habían sido testigos de Jehová. ¿Estaba Jesús tomando el lugar de Jehová?

Entonces, ¿qué hicieron los discípulos? ¿Mantuvieron las palabras de Isaías y siguieron siendo testigos de Jehová? ¿O, obedecieron las palabras de Jesús y se convirtieron en sus testigos? Volveremos a esta pregunta, pero primero vamos a concentrarnos en Jesús.

¿Fue Jesús un Testigo de Jehová?

¿Fue Jesús un testigo de Jehová?

Habló sobre el nombre de su Padre. Él enseñó a sus discípulos a orar: “Santificado sea tu nombre”. En su última oración registrada a su Padre, dijo: “He manifestado tu nombre” y “Y les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún” (Juan 17:6 y 26).

Esto suena como que Jesús había estado diciendo a todo el mundo cual era el nombre de Dios; pero ¿es esto lo que realmente significa? Leamos Mateo, Marcos, Lucas y Juan. ¿En alguna de las enseñanzas registradas de Jesús él dijo a la gente que el nombre de su Padre era Jehová? ¿Necesitaba decirles? Las 4 letras hebreas יהוה - YHWH - que componían el nombre estaban en casi todas las páginas de sus escrituras.

Entonces, ¿qué quiso decir Jesús con “hacer el nombre de Dios conocido” y “manifestar el nombre de Dios”? El nombre de Dios no quiere decir las 4 letras YHWH. Se refería a su naturaleza y su carácter. Jesús dio a conocer el carácter de Dios. Todo lo que Jesús dijo e hizo fue una manifestación de la naturaleza de Dios. Su nacimiento, su vida, su enseñanza, su muerte y su resurrección eran una revelación de Dios. Jesús fue “Dios manifestado en carne” (1Tim 3,16). Fue así como hizo conocido y manifiesto el nombre de Dios.

¿Pedro y Pablo Fueron Testigos de Jehová?

¿Cómo fue con Pedro y Pablo? ¿Fueron ellos testigos de Jehová? Debemos leer el libro de los Hechos y las cartas de Pedro y Pablo para encontrar la respuesta. ¿Pedro hablo a la gente acerca de YHWH? No encontramos que aparezca el nombre de YHWH ni una sola vez en todas las enseñanzas y cartas de Pedro. Incluso en sus discursos cuando citó el Antiguo Testamento el tubo que seguir la tradición judía y no pronunciar el nombre de Jehová.

¿Fue Pedro un Testigo de Jesús? Basta con leer los siguientes citas:

Leamos nuevamente ese último versículo:

¿Y qué del nombre de YHWH? ¿Acaso Dios no revela ese nombre a Moisés? ¿Era el nombre de Jesús más importante que el nombre de Dios? ¿Pedro no conocía las Escrituras?

Si Pedro no conocía las Escrituras, Pablo ciertamente las conocía. ¿Con qué frecuencia Pablo habló acerca del nombre de YHWH? Tenemos la misma respuesta que para Pedro. Ni una sola vez en todas sus predicas o escritos. Pero ¿qué dijo sobre el nombre de Jesús? “Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra” (Flp 2, 9, 10).

Pedro y Pablo definitivamente no fueron Testigos de Jehová al igual que muchos otros de esos días y de hoy. ¡Todos fueron, completamente y de corazón, “Testigos de Jesús”!

¿Qué pasó con el nombre de Jehová?

Entonces, ¿qué pasó con el nombre de YHWH? ¿Por qué no aparece ni una sola vez en todo el Nuevo Testamento? Aquí tenemos un hecho simple, pero extraordinario: El lenguaje griego - el lenguaje del Nuevo Testamento - no tiene letra Y, la letra H y la letra W (o V). El español tanto como el hebreo, tiene todas estas letras. Muchos otros idiomas, como el francés, carecen de todas o algunos de los sonidos que representan estas letras. Así que cuando el Nuevo Testamento fue escrito ¡Dios se dio cuenta que tenía un problema! ¡Era imposible escribir su nombre en griego! ¿Dios tiene problemas? ¡No! ¡El Creador del cielo y de la tierra también diseñó la lengua griega!

Así que ¿cómo se explica esto? Echemos una mirada fresca a Éxodo capítulo 3, donde Dios le dio el nombre de YHWH a Moisés. Dios se presentó a Moisés como “el Dios de Abraham, Dios de Isaac, y el Dios de Jacob” (Ex 03:06). Moisés creció en Egipto, un país de muchos dioses. ¡Para evitar la confusión cada dios tenía que tener un nombre! De lo contrario, ¿cómo saber cuál de ellos estaban adorando? Así que Moisés pone a Dios en el mismo nivel que los dioses de Egipto, preguntándole a Dios cuál era su nombre. Sus palabras fueron: “Si voy a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a ustedes y ellos me preguntan ¿Cuál es su nombre? ¿Qué debo decirles?” (Ex 3:13).

Dios no le dio una respuesta directa. Él simplemente respondió: “Yo soy el que soy”. Eso no es un nombre. Más bien, creo que es una negación de un nombre. Entonces Dios hizo provisión para la situación de Moisés y la ignorancia de los tiempos y le permitió a Moisés utilizar el nombre YHWH. Estas 4 letras provienen de la palabra hebrea אֶֽהְיֶה (ehyey) que significa SOY. En realidad, el único y verdadero Dios no tiene nombre. Y quien hay en el cielo o en la tierra que podría llamar a Dios por su nombre? Su propio hijo, como cualquier otro hijo, lo llamó “Padre”.

Para más información sobre este tema ver El Nombre de Dios y el Nombre de Jesús.

¿Qué Pasó Después?

¿Qué hicieron mis antepasados ? Lamentablemente, la mayoría rechazó a Jesús. Consideraban su enseñanza como una blasfemia. ¿Cómo podía un hombre hacerse igual a Dios? Permanecieron “Testigos de Jehová”. Una minoría aceptó a Jesús y se convirtió en “Testigos de Jesús”.

Las palabras de Jesús y las palabras de Dios a través de Isaías tenían una gran diferencia: Jesús dijo a sus discípulos: “Recibiréis el poder del Espíritu Santo, vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos”. Estas palabras se cumplieron maravillosamente. El Espíritu Santo vino sobre estos testigos y recibieron poder. Señales y milagros los seguían dondequiera que iban y se extendieron el nombre de Jesús a través de todo el Imperio Romano.

Las palabras de Isaías, a diferencia de las palabras de Jesús no contenían la mención del Espíritu Santo y tampoco la mención del poder. En consecuencia, los antiguos “Testigos de Jehová” (los judíos) fracasaron en ser buenos testigos de YHWH. Ellos no habían recibido el Espíritu Santo y carecían de poder. Cuando Jesús, el testigo fiel y verdadero, vino al mundo la mayoría de los judíos lo rechazaron entonces se adelantó en buscar a sus testigos. También los romanos persiguieron a los testigos de Jesús, muchos de ellos dieron sus vidas por su fe.

Después de algunos siglos el emperador romano Constantino experimentó algún tipo de conversión a la fe cristiana. Él hizo del cristianismo la religión del Imperio Romano y la persecución directa de los testigos de Jesús cesó. Siglos pasaron y poco a poco la iglesia se volvió más y más corrupta. Falsos “Testigos de Jesús tomaron el control y comenzaron a perseguir tanto a los antiguos Testigos de Jehová y a los verdaderos Testigos de Jesús. Muchos siglos de terribles derramamientos de sangre prosiguieron y es difícil decir quienes sufrieron más. A un gran número de judíos se les dio la opción del bautismo, la expulsión de su país o la muerte. Millones de verdadera testigos de Jesús fueron torturados y ejecutados. En realidad nos encontramos con esta profecía en el libro de Apocalipsis: “Misterio: Babilonia la grande, madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra” Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús” (Ap 17, 5, 6). Babilonia representa a los testigos falsos de Jesús - la iglesia falsa.

Modernos Testigos de Jehová

Ahora debemos considerar la secta moderna que ha tomado el nombre “Testigos de Jehová”. Esta secta fue fundada a finales del siglo 19 por un norteamericano llamado Charles Taze Russell. Él estudió la Biblia y miró las doctrinas y prácticas de las diversas iglesias y denominaciones de su época y vio muchas cosas que estaban mal. Él y sus seguidores comenzaron a creer que ellos, y sólo ellos, habían recibido la verdad. Vieron todas las demás iglesias y religiones como “Babilonia”, y en muchos sentidos estaban en lo cierto. Encontraron los versículos de Isaías que dicen: “Ustedes son mis testigos” dice YHWH; y esos versos concuasaron con su creencia de que sólo ellos eran testigos de la verdad. Entonces tomaron el nombre “Testigos de Jehová”. Ellos ahora se han extendido en casi todo el mundo y el número de ellos está alrededor de 8 millones.

Los Testigos de Jehová creen que sólo ellos están correctos y sólo ellos tienen la verdad. Ellos enseñan que todas las otras religiones, incluyendo a todos los cristianos, están bajo el control de Satanás. Describen sus enseñanzas como “La Verdad”. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Los Testigos de Jehová dicen: “Tenemos la verdad; nadie viene a Dios sino a través de nosotros”. ¿Quién tiene razón? ¿Los Testigos de Jehová o Jesús? Si los testigos de Jehová están en lo cierto, entonces estoy equivocado, usted está equivocado (a menos que usted sea uno de ellos) y millones de otras personas que han creído en Jesús creyeron en vano. Ellos creen que son fieles siervos de Dios, y que todos estamos bajo el dominio de Satanás. Si usted ha venido al Padre por medio de Jesucristo y experimentado su amor y poder en su vida, usted sabe por experiencia propia que estas afirmaciones de los testigos de Jehová tiene que ser totalmente falsa.

Los Testigos de Jehová tienen diferentes creencias que los cristianos tradicionales en algunas enseñanzas importantes y muchas en enseñanzas menos importantes. La verdad es que tienen muy diferentes enseñanzas sobre Jesús, el Espíritu Santo, la salvación y la vida eterna. Algunas de sus enseñanzas, creo que están correctas. Pero algunas otras sin duda, creo yo, están totalmente equivocadas. Muchos sitios web y libros explican estas diferencias y no voy a discutirlas aquí.

¿Qué es Ser un testigo?

Ahora llegamos a la pregunta más importante: “¿Qué es ser un Testigo” El apóstol Juan nos da la respuesta perfecta en su primera carta: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos , lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida. ... Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:1,3). La esencia de la testigo está en declarar lo que hemos visto con nuestros propios ojos y escuchado con nuestros propios oídos.

Hemos hablado de los diferentes tipos de testigos. ¿Qué es lo que estos diferentes testigos vieron y oyeron? Nos daremos cuenta de que algunos veían cosas terrenales con sus ojos naturales. Otros vieron cosas celestiales, con ojos espirituales. Otros, al parecer, ¡no han visto nada en absoluto! Consideraremos cada uno a la vez.

Los Antiguos Testigos de Jehová

En primer lugar, los Antiguos Testigos de Jehová, los judíos: ¿qué es lo que vieron y oyeron? ¿De qué podrían dar testimonio? Ellos han tenido una historia, desde el nacimiento de su antepasado Abraham hasta el día de hoy que ha sido diferente a la de cualquier otro pueblo de la tierra. Dios, a quien han conocido como YHWH ha intervenido en varias ocasiones visiblemente en la vida nacional. Como raza han visto su mano en la acción. Ellos vieron maravillosas liberaciones y bendiciones y también juicios severos. Sus escrituras, que registran los tratos de Dios con ellos, han sido traducidas a todos los principales idiomas de la tierra.

Pero un punto que debe enfatizar: todos estos maravillosos actos de Dios han sido visibles al ojo natural. Los milagros son actos sobrenaturales de Dios, pero son visibles en la tierra. Los antiguos judíos fueron testigos terrenales de Dios.

Jesús, el Testigo Fiel y Verdadero

Jesús es descrito como “el testigo fiel y verdadero” en Apocalipsis 3:14. Él dijo: “Hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto y no recibís nuestro testimonio” (Juan 3:11). ¿Qué sabía y que había visto? Él dio la respuesta en Juan 8:38: “Yo hablo de lo que he visto cerca del Padre”. Jesús conocía a Dios; el vino de Dios; y podía hablar de Dios. Al igual que usted y yo podemos hablar de nuestros padres terrenales con pleno conocimiento de primera mano y completa certeza, así Jesús podía hablar de su Padre celestial y ser testigo.

Jesús pudo haber viajado por todo Israel comentándole a la gente de todos los milagros maravillosos que había visto en su ministerio. Él había visto el agua convertida en vino, tormentas silenciadas a sus órdenes, el agua sosteniendo sus pies cuando caminaba sobre el mar, todo tipo de enfermedades curadas y hasta los muertos levantados. Pero éstas eran todas las cosas terrenales que los ojos terrenales podían ver. Él eligió dar testimonio de lo que había visto en el cielo y no a lo que había hecho en la tierra.

Jesús era un testigo celestial.

Ver: Entendiendo a Jesús

Testigos de Jesús

Jesús dijo a sus discípulos: “Recibiréis el poder del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos”. ¿Qué clase de testigos serían? ¿Serían testigos terrenales como sus antepasados? ¿O serían testigos celestiales como Jesús?

Habían visto cosas maravillosas con sus ojos naturales. Habían visto a Jesús convierte el agua en vino, caminar sobre el agua, sanar los enfermos y resucitar a los muertos. Incluso le habían visto vivo después de haber sido crucificado y enterrado en una tumba. Habían oído cosas maravillosas con sus oídos. Habían oído las palabras de Jesús y escuchado sus enseñanzas, todos los días durante 3 años

¿Pasaron el resto de sus vidas dando testimonio de estas cosas maravillosas que sus ojos naturales habían visto y sus oídos naturales habían oído? Debemos mirar esto con cuidado para encontrar la respuesta.

Al principio del libro de los Hechos encontramos declaraciones claras: “Ha este Jesús resucito Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32). “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús” (Hechos 4:33). Habían sido testigos de este increíble evento con sus ojos físicos y tenían que contarlo a todo el mundo. Pasó el tiempo y mucha gente creyó en Jesús, a pesar de que nunca lo vieron en la carne (físicamente).

Pablo vio a Jesús en una visión, pero nunca vio a Jesús en la carne. Él escribió: “De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne: sí, aun a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así” (2 Co 5, 16). Entonces, ¿Pablo transmitió a los demás lo que había aprendido de los doce apóstoles? No, en absoluto. De hecho es sorprendente que pasó muy poco tiempo con ellos. Él fue testigo de lo que sus propios ojos habían visto y sus propios oídos habían escuchado, no con sus ojos y oídos naturales, pero con los ojos y oídos espirituales.

Juan, como dije anteriormente, escribió: “Lo que hemos visto y oído, eso os lo que también anunciamos a vosotros” (1Jn 1, 3) e inmediatamente después de esto escribió: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ninguna tiniebla en él” (1Jn 1, 5). Eso es lo que Juan vio con sus ojos espirituales.

¿Pedro y Juan llenaron sus cartas y enseñanzas con citas del sermón de la montaña y las parábolas que Jesús les había hablado? ¿Ellos enseñaron a los demás lo que su gran maestro les había enseñado? No; es la sorprendente respuesta. Ellos contaron a los demás lo que ellos mismos habían visto con sus propios ojos - sus ojos espirituales.

Pedro, Pablo y Juan y los otros discípulos, sin duda, comenzaron contando a los demás lo que sus ojos naturales habían visto; pero después de haber pasado mucho tiempo en comunión con Dios, fueron capaces de decir a los demás lo que sus ojos espirituales habían visto. Ellos pasaron de ser testigos terrenales a ser testigos celestiales. Se volvieron como Jesús.

Moderno Testigos de Jehová y Otros

¿Qué de las muchas sectas y denominaciones que componen el cristianismo moderno? ¿Qué han visto y oído? ¿Son testigos terrenales o testigos celestiales? ¿Son testigos en absoluto? ¿Pueden decir: “Lo que hemos visto y oído, os también anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”? (1 Juan 1: 1, 3) ¿O deberían decir, “Lo que hemos aprendido de nuestros maestros y leído en nuestros libros, eso os anunciamos, para que pueda unirse a nuestra secta?” ¿Pueden contarte de su experiencia con Jesucristo? ¿O pueden sólo decirte de cómo interpretan la Biblia?

Permítanme repetir, verdaderos testigos dicen lo que han visto y oído; no lo que han aprendido en la clase de Biblia o la universidad Bíblica; no lo que se les ha dicho en la iglesia; no lo que han leído en los libros; Ni siquiera lo que dice la Biblia. Todas estas cosas son valiosas en su lugar, pero no son testimonio. Los testigos reales dicen lo que han visto y oído personalmente. Jesús dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Los testigos verdaderos de Jesús han nacido de nuevo y son capaces de ver el reino de Dios. Lo que han visto y oído pueden declarar a los demás.

Conclusión

Hemos estudiado sobre los Testigos de Jesús y los Testigos de Jehová, los testigos celestiales y los testigos terrenales, testigos verdaderos y testigos falsos, antiguos y modernos, y los testigos que no son testigos. ¿Qué hemos aprendido?

Nos hemos centrado en dos temas principales: el nombre de YHWH y el nombre de Jesús; y hemos tenido en cuenta el significado de la palabra testigo. Cuando Moisés le preguntó a Dios su nombre él le dio el nombre de YHWH, y ese nombre se convirtió en algo precioso para el pueblo judío - tan precioso que incluso llegó a ser indescriptible. Se ha mantenido así hasta nuestros días.

Dios llamó a los judíos a ser sus testigos ante el mundo, pero sólo podían ser testigos terrenales. Vieron el reino de Israel, pero no pudieron ver el reino de Dios. No conocían nada acerca del nuevo nacimiento o (a excepción de algunos profetas y particulares personas) el poder del Espíritu Santo.

Cuando Jesús, el Mesías, vino, todo cambió. Él vino del Padre y vivió su vida terrena en continua comunión con su Padre. Cuando se dirigía a Dios, él utilizaba la palabra griega Πατηρ (Pater) o la palabra hebrea Abba, ambas de los cuales el significado es Padre. El nombre de YHWH desapareció completamente de escena. En todas sus enseñanzas Jesús ni siquiera lo mencionó. Tampoco lo hicieron Pedro, ni Pablo, ni Juan, ni ningún otro escritor del Nuevo Testamento. Jesús dijo a sus seguidores que serían testigos de él.

Los verdaderos testigos dicen lo que han visto con sus propios ojos y escuchado con sus propios oídos. Lo que han aprendido de otras personas o leído en libros no es un testimonio válido. Ningún juez aceptaría esto en una corte.

Los primeros seguidores de Jesús lo vieron en persona y fueron testigo de su muerte y resurrección con sus propios ojos físicos. De inmediato se convirtieron en poderosos testigos de lo que habían visto y oído. Pero más allá de esto y lo más importante es que experimentaron el nuevo nacimiento y comenzaron a ver el reino de los cielos. Ellos experimentaron el bautismo del Espíritu Santo, y este fue el secreto de su poder. Tal como Jesús se convirtieron en testigos celestiales.

Muchas cosas han cambiado desde que Jesús caminó en esta tierra. Multitudes de iglesias, sectas y denominaciones han surgido y muchos afirman la exclusividad de tener la verdad. Pero una cosa sigue siendo la misma. Los verdaderos testigos de Jesús son los que han nacido de nuevo, visto el reino de los cielos y recibido el poder del Espíritu Santo para decir a los demás lo que han visto y oído.

Traducido por Yecid Benavides Aliaga.

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